Cunado
se pueda andar por las aldeas
y los
pueblos, sin ángel de la guarda.
Cuando
sean más claros los caminos
y
brillen más las vidas que las armas.
Cuando
los tejedores de sudarios
oigan
llorar a Dios entre sus almas.
Cuando
en el trigo nazcan amapolas
y nadie
diga que la tierra sangra.
Cuando
las sombras que hacen las banderas
sea una
sombra honesta y no una charca.
Cuando
la libertad entre a las casas
con el
pan diario, con su hermosa carta.
Cuando
la espada que vela la justicia
aunque
desnuda se conserve casta.
Cuando
reyes y súbditos junto al fuego
j…. sean de amor y de esperanza.
Cuando
el vino excesivo se derrame
y entre
las copas vacías se reparta.
Cuando
el pueblo se encuentra y con sus manos
teja él
mismo sus sueños y su manta.
Cuando
de noche grupos de fusiles
no
despierten al hijo con su habla.
Cuando
al mirar la madre no se sienta
dolor en
la mirada y en el alma.
Cuando
en lugar de sangre por el campo
corran
caballos y flores sobre el agua.
Cuando
la paz recobre su paloma
y acudan
los vecinos a mirarla.
Cuando
el amor sacuda las cadenas
y le
nazcan dos alas en la espalda.
Sólo en
aquella hora podrá el
hombre
decir que tiene patria.
Autor: Carlos Castro Saavedra
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